La climatología ha determinado no solo el tipo de cultivo e incluso la ganadería que el suelo leonés puede soportar, sino también las producciones y los rendimientos anuales de los mismos. Los avances técnicos en cuanto a mejora de semillas certificadas y las técnicas de regadío, así como los abonados químicos, han alterado estos índices que de otro modo serían completamente dependientes de los factores ambientales. Esto no quiere decir que el campo sea inmune al clima, pues le afecta seriamente con cuestiones como sequías, granizadas, heladas o periodos de fuertes lluvias que causan daños cuantiosos.
En otras circunstancias, la presencia de tráfico aéreo hubiera alterado notablemente los resultados al aumentar significativamente la temperatura del entorno, los aeródromos leoneses desgraciadamente no han sabido despegar en cuanto a volumen de tráfico ni de pasajeros, con lo cual son válidos a estos efectos.
TEMPERATURAS
Los factores térmicos son el primer síntoma de que el clima de un lugar cambia. Y es sin embargo hoy día el factor más alterable y que distorsiona las lecturas. Se suele poner como ejemplo entre los negacionistas del cambio climático el caso de la ciudad de Phoenix (Arizona), que incrementó su temperatura hasta en 5º centígrados. La explicación era que la estación estaba en un aeropuerto que además es de los de mayor crecimiento de tráfico, baste recordar que Phoenix es una de las ciudades del llamado Sun Belt, región que experimenta los mayores crecimientos demográficos de Estados Unidos. Esto no sucede desgraciadamente (por lo del crecimiento) ni en Llión ni en Salamanca. En ambos casos al estar instaladas en aeródromos de origen militar, su cuidado y resultados nos proporciona datos más precisos que en otros lugares.
Como apreciamos en las gráficas, la temperatura media en ambas estaciones, si hacemos una línea de tendencia lineal sobre las temperaturas medias anuales, existe un ligero incremento de la temperatura, pequeño pero real, y mayor en el caso de Llión. Más interesante es si cabe si vemos la tendencia de las temperaturas máximas y mínimas y sus medias anuales:
Tanto en Llión como en Salamanca, existe un ligero enfriamiento en cuanto a las temperaturas máximas, si bien su media anual es ligeramente al alza en Salamanca y se mantiene en el caso de Llión con tendencia al enfriamiento.
La clave de esa subida de la temperatura media anual vemos en las mínimas que se corresponde con las mínimas absolutas registradas cada año. En el caso salmantino existe una diferencia de más de 2º, mientras que en el leonés es de 1,8º. En ambos casos por tanto estamos hablando de una disminución en cuanto a las temperaturas extremas de invierno. Es significativo el caso salmantino, donde las heladas extremas se han ido reduciendo desde los extremos de -20ºC de 1963, hasta las mínimas más recientes de entorno a -9 a -10ºC.
HELADAS
Se definen las heladas como días en los que la temperatura atmosférica, medida a metro y medio sobre la superficie, es inferior a los 0ºC. Sus gráficas de los últimos 66 años arrojan más luz:
Es interesante el hecho contrapuesto de que mientras en Salamanca los días con heladas tienden a incrementarse, en León sucede lo contrario y en cifras muy similares ambas.
Por lo tanto, térmicamente bien se puede concluir que las temperaturas medias anuales tienen un ligero incremento de apenas medio grado respecto a 1940 (Llión) y 1945 (Salamanca), y que ese incremento de temperaturas tiene orígenes algo diferentes según el lugar: en Salamanca se identifica con el aumento de las temperaturas medias tanto máximas como mínimas, que se compensan con un mayor número de días de heladas. La tendencia podemos interpretarla, si se mantienen en el tiempo estos parámetros, como una evolución hacia temperaturas extremas aumentando los días de heladas y aumentando los días de calor.
En Llión es por un aumento generalizado de las temperaturas y reducción de las heladas, pero no hay aumento de las temperaturas máximas anuales, ni de las absolutas ni de las medias máximas, haciendo del clima de Llión algo más templado que a mediados del siglo XX. La tendencia sería que las temperaturas mínimas aumenten mientras que las máximas se reduzcan ligeramente, perdiéndose días de heladas.
Como apreciamos en las gráficas, la temperatura media en ambas estaciones, si hacemos una línea de tendencia lineal sobre las temperaturas medias anuales, existe un ligero incremento de la temperatura, pequeño pero real, y mayor en el caso de Llión. Más interesante es si cabe si vemos la tendencia de las temperaturas máximas y mínimas y sus medias anuales:
Tanto en Llión como en Salamanca, existe un ligero enfriamiento en cuanto a las temperaturas máximas, si bien su media anual es ligeramente al alza en Salamanca y se mantiene en el caso de Llión con tendencia al enfriamiento.
La clave de esa subida de la temperatura media anual vemos en las mínimas que se corresponde con las mínimas absolutas registradas cada año. En el caso salmantino existe una diferencia de más de 2º, mientras que en el leonés es de 1,8º. En ambos casos por tanto estamos hablando de una disminución en cuanto a las temperaturas extremas de invierno. Es significativo el caso salmantino, donde las heladas extremas se han ido reduciendo desde los extremos de -20ºC de 1963, hasta las mínimas más recientes de entorno a -9 a -10ºC.
HELADAS
Se definen las heladas como días en los que la temperatura atmosférica, medida a metro y medio sobre la superficie, es inferior a los 0ºC. Sus gráficas de los últimos 66 años arrojan más luz:
Es interesante el hecho contrapuesto de que mientras en Salamanca los días con heladas tienden a incrementarse, en León sucede lo contrario y en cifras muy similares ambas.
Por lo tanto, térmicamente bien se puede concluir que las temperaturas medias anuales tienen un ligero incremento de apenas medio grado respecto a 1940 (Llión) y 1945 (Salamanca), y que ese incremento de temperaturas tiene orígenes algo diferentes según el lugar: en Salamanca se identifica con el aumento de las temperaturas medias tanto máximas como mínimas, que se compensan con un mayor número de días de heladas. La tendencia podemos interpretarla, si se mantienen en el tiempo estos parámetros, como una evolución hacia temperaturas extremas aumentando los días de heladas y aumentando los días de calor.
En Llión es por un aumento generalizado de las temperaturas y reducción de las heladas, pero no hay aumento de las temperaturas máximas anuales, ni de las absolutas ni de las medias máximas, haciendo del clima de Llión algo más templado que a mediados del siglo XX. La tendencia sería que las temperaturas mínimas aumenten mientras que las máximas se reduzcan ligeramente, perdiéndose días de heladas.
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