Si existe un cultivo tradicional en el campo leonés es la legumbre, da igual que sea la lenteja que el garbanzo o la alubia. La legumbre ha dominado el campo leonés como cultivo de referencia en la cesta de la compra de un hogar.
A eso se debe añadir el hecho de que de las 10 mayores empresas envasadoras de legumbres de todo el estado español, 4 son leonesas. En el cuadro siguiente vemos en letra negrita las de sede social leonesa, en datos de 2011:
EMPRESA
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MARCA
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VENTAS (€)
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Conservas
Terramar, S.A.Grupo
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Kaymo / Acico
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66.000.000
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Selección de Productos Leoneses, S.A.
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La Asturiana
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47.400.000
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Alimentos Naturales, S.A.
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El Hostal
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40.000.000
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Legumbres Luengo, S.A.
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Luengo
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32.010.000
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Ferrer
Segarra, S.A.
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Segarra
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19.150.000
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Taboada
Grupo Alimentario, S.L.
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Taboada
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16.000.000
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Lozano,
S.A.
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Lozano
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15.000.000
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Domingo
Grau, S.A.
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Grau
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10.400.000
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Conservas
Hijos Manuel Sánchez Basarte, S.A.
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Gutarra
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10.000.000
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Productos Agrícolas Cano, S.A.
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Legume Chef
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9.400.000
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Por lo tanto no estamos ante un sector ni débil ni en retroceso al menos desde un punto de vista industrial. Pero las cifras de cultivo de leguminosas para consumo humano nos dicen que esta realidad industrial se aleja por completo de las producciones en el campo. La lenteja estuvo a punto de desaparecer, teniendo un ligero repunte en los últimos años, y eso de que se cuenta con la variedad pardina como propia de la zona de Campos (hasta su nombre delata su origen). El garbanzo no se ha librado de la decadencia a pesar de contar con dos denominaciones de origen de gran relevancia en la gastronomía como son el Pedrosillo y el de Fuentesaúco, ya sin mencionar el pico pardal, que sea variedad o no constituye una riqueza gastronómica de primer orden en la zona de Maragatos. De la alubia, decir que se han llegado a contabilizar nada menos que 50 variedades y subespecies de ella cultivadas en La Bañeza y entorno en su máximo momento de apogeo que no es precisamente el siglo XXI, y hoy cuenta como IGP, pero eso no ha valido para fomentar su consumo.
¿Por qué de esta decadencia? la respuesta es múltiple y en algunos casos sorprendente.
ALTO PRECIO DE PRODUCCIÓN
Aunque los costes de producción de las leguminosas se han reducido sensiblemente, cualquier legumbre cultivada en territorio leonés es mucho más caro que el importado de América. Sea Argentina, México, Estados Unidos o Canadá, un garbanzo leonés tiene un mayor coste final para el consumidor que uno importado. La clave está en el sistema de producción, en América se hace en grandes extensiones con procesos mecanizados, mientras que en el País Leonés es con pocos medios mecánicos y en explotaciones de bajo rendimiento dado que en muchos casos ni siquiera se usa el riego, lo cual reduce notablemente la producción final y el rendimiento por hectárea. es decir, es mucho más barato comprar el garbanzo en México, transportarlo por mar miles de kilómetros, que llegue al puerto de Gijón y luego llevarlo en camiones hasta Cistierna a la planta envasadora de La Asturiana, que producirlo en Fuentesaúco. Extraño pero cierto.
CARENTE DE AYUDAS DE LA UE
Las leguinosas en general fueron unos de los pocos cultivos que la PAC (Política Agraria Común) que quedó fuera de ayuda alguna a la producción o al productor. En 1990 el gobierno de España propone una ayuda que se denominó set-aside que no era sino conceder ayudas económicas a la típica labor de rotación de descanso de tierras consistente en cultivar la parcela con leguminosas para enriquecerla y descansarla frente a otros cultivos de más requisitos nutricionales edáficos. Esta ayuda duró solo hasta 1992. Otra ayuda también impulsada por el gobierno español en Bruxelas fue el pago de una cuota fija de 68,63 euros por hectárea, pero en esa ayuda bien podrían entrar otras leguminosas que no son de consumo humano como la veza, altramuz o guisante seco, leguminosas que son las que de verdad marcan la producción leonesa.
BAJA DEMANDA DE MERCADO
El consumo de leguminosas ha caído progresivamente desde los años 90 en todo el mercado español. Aunque pueda parecernos extraño para los leoneses tan amantes de un buen plato de legumbres, en general el consumo ha decrecido sustancialmente y más entre las clases sociales de poder adquisitivo medio.
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CONSUMO ESTATAL DE LEGUMBRES (TONELADAS)
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1987
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1992
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1997
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2002
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2007
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2012
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(t)
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342.540
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223.730
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197.000
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186.047
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146.470
|
147.000
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CONSUMO Y GASTO NACIONAL DE HOGARES EN
LEGUMINOSAS (2012)
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CONSUMO
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GASTO
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TOTAL (kilos)
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PER CÁPITA (kilos)
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TOTAL (euros)
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PER CÁPITA (euros)
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Legumbres secas
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80.200.000
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1,7
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150.100.000
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3,3
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Legumbres cocidas
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66.800.000
|
1,5
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83.100.000
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1,8
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garbanzos
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55.700.000
|
1,2
|
83.800.000
|
1,8
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Judías secas
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44.800.000
|
0,77
|
8.100.000
|
7
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Lentejas
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45.000.000
|
1
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67.700.00
|
1,5
|
Lentejas secas
|
35.500.000
|
0,8
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54.100.000
|
1,2
|
Lentejas cocidas
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9.500.000
|
0,2
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13.600.000
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0,3
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Otras legumbres
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1,5
|
0
|
3,9
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0,1
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En los cuadros anteriores apreciamos que el mercado demanda mayoritariamente la legumbre cocida, y en su gasto per cápita supone una cantidad mínima frente a carnes, verduras, frutas y pescados. La media española nos dice que en garbanzos se consumen apenas kilo y medio al año por persona, cifra que simplemente imaginando el consumo leonés se aleja y mucho de la media leonesa. La aquí llamada estadísticamente como "judía seca" se corresponde con la alubia, y vemos que su consumo es pírrico en todo el estado.
Podemos incluso citar como curiosidad que son las clases sociales con mayor poder adquisitivo las que sostienen el consumo de leguminosas, mientras que las clases medias o más bajas han optado por desechar su consumo, acentuándose incluso en épocas de crisis financiera como la actual. Es un contrasentido a investigar el por qué del rechazo al consumo de legumbres, dado que un paquete de un kilogramo apenas supera los 3 euros y da de comer a una familia de 4 personas con holgura y sin añadir carnes o verduras al plato.
MEJORAS TÉCNICAS Y DE ABONADO
La legumbre tradicionalmente se cultivaba por dos motivos, o para consumo propio y algo de venta fuera, o como alternativa de descanso en técnicas de rotación frente al cereal en tierras de secano, dado que las legumbres enriquecían el suelo con nitrógeno. Lo primero vemos que no es factible por cuestiones económicas, pero lo segundo a pesar de contar con ayudas también se ha desechado. La causa fundamental es que los abonos químicos compuestos ahora son mucho más efectivos y permiten mantener en funcionamiento la tierra por más tiempo. A ello añadamos el factor de las mejoras en las semillas de cereales, remolacha o incluso patata, lo cual hace que resistan más y por mejor tiempo condiciones que anteriormente serían adversas o supondrían reducción de su rendimiento. Vino también el regadío, que domina su explotación para cultivos ahora claves como es el maíz. En leguminosas su cultivo se ha hecho bajo secano y apenas se ha invertido dinero en investigación para mejorar semillas o variedades.
¿SE PUEDE POTENCIAR EL CONSUMO DE LEGUMBRES?
A corto plazo el único potencial posible para la legumbre leonesa es el cultivo bajo el grado de excelencia, es decir, competir no solo por tener origen leonés sino porque es de mejor calidad tanto en sabor como en propiedades nutricionales. El clásico garbanzo lechoso, el más demandado en el mercado español, es un desconocido en el campo leonés por preferirse el garbanzo tipo pico pardal, pedrosillano o de Fuentesaúco, más pequeño y suave de sabor. Por lo tanto el futuro a corto y medio plazo de las legumbres leonesas para pervivir como tales es que sea el propio consumidor leonés quien las demande y reclame. Es tan fácil como ver el etiquetado y rechazar aquellas que aunque sean de marcas leonesas provengan las legumbres de América. Si el bolsillo puede, un pequeño incremento de dinero mejora no solo nuestro plato y paladar sino que incide en el mantenimiento de unos cultivos fundamentales para entender la agricultura y gastronomía leonesa. De otro modo estaremos dando la espalda a cientos de años de historia.
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