La preocupación por la preservación del entorno y la obtención de productos alimenticios lo más saludables posibles han hecho que la agricultura y ganadería ecológica gane adeptos no solo entre los consumidores sino también entre los propios productores que ven no solo una alternativa en cuanto a forma de producción más respetuosa con la naturaleza, sino también un mercado en constante crecimiento que demanda prácticamente de todo. En el debate sobre la posible firma del TTIP con Estados Unidos y Canadá, uno de las cuestiones que más aflora es la posible pérdida del peso ecológico en las producciones agrarias frente a las polítcas productivas estadounidenses supuestamente más laxas. Hoy no será tema a tratar este asunto, pero sí que es cierto que todas las políticas agrarias de la UE desde la primera gran reforma de la PAC en 1992 han tenido como objetivo no solo la independencia económica del agricultor y ganadero al margen de las ayudas públicas, sino también un respeto por